Celebramos los 45 años de la Constitución, y el reciente descubrimiento por una parte importante de
españoles de que dicha Constitución es un fraude.
Artículo 1 – La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.
A Partir de aquí y hasta el final, cuarenta páginas donde de forma disimulada se va quitando al pueblo español, trocito a
trocito, todo lo que se le ha dado en el artículo 1
Las últimas elecciones son una clara demostración.
Los candidatos a las elecciones son empleados de los jefes de los partidos, mediante un contrato de trabajo en forma
de listas electorales cerradas.
En la campaña escuchan los problemas de los ciudadanos y les hacen promesas de mejorar su vida, como si de verdad
tuvieran intención de hacerlo.
Pero si un ciudadano quisiera presentarse para resolver los problemas por él mismo sin pertenecer a un partido,… ¡No!
Él no puede. Solo los partidos pueden.
Después de las votaciones, a qué dedican sus esfuerzos? ¡¡a pelearse con los otros partidos!!. Solo si les queda tiempo,
para no aburrirse, puede que se acuerden de algún problema del votante. Poco importa su bienestar. Todo es
propaganda.
El político elegido hace todo lo que quiere el jefe del partido, que es quien le ha contratado y quien le paga. No hace lo
que desea o necesita el ciudadano que le ha elegido.
Olvidan al cuidadano, no le representan. Y resulta que es el ciudadano quien paga toda la “fiesta”, porque el jefe del
partido es el que hace los Presupuestos Generales del Estado, donde se ordena lo que el ciudadano ha de pagar para
que el chiringuito se mantenga. Y la tajada que se llevarán los políticos, partidos y sindicatos.
El ciudadano no es representado. El ciudadano es el que paga. El votante ya no es un ciudadano, es un siervo del
poder de los partidos. Casi una versión moderna de la esclavitud.
Hoy puede ser el primer día de la gestación de una nueva Constitución, en la que estés representado. Una Constitución
en la que el pueblo elija directamente al Presidente del Gobierno, cualquier ciudadano pueda presentarse a unas
elecciones, de forma individual, sin listas de partidos. Así se hace en Reino Unido y en EEUU. Una constitución en la
que el político con un cargo tenga que dar explicaciones a sus representados de todo lo que hace, ya que ellos le han
elegido. Una constitución en la que el político sea destituido si actúa en contra de lo prometido en campaña electoral.
Por una nueva constitución, únete a nosotros. Únete a Junta Democrática
Jesús M. Taranco